Ta´ barato dame dos
@carolynaldana
Una sola vez al año tengo dos semanas de vacaciones, para esta ocasión decidimos escaparnos a un lugar en donde verdaderamente pudiéramos desconectarnos y de esta manera poder disfrutar de un buen descanso, sin internet, sin teléfonos y sin tv. Solo lleve conmigo para este viaje 3 cosas que considero son esenciales para no morir en el intento de estar aislada del mundo, 1. Un libro que compre en otro viaje (pero de trabajo) el cual tenía 6 meses esperando pacientemente por mí, se trata de la autobiografía de Chistian Dior un clásico para quienes aman la moda, 2. Una revista cortesía de una persona extraordinaria el Profesor Efraín González (destacado diseñador industrial, ex director del Instituto Neumann) a quien tuve el placer de conocer en el evento Una Mano por el Diseño, se trata de una publicación del Museo de la Arquitectura en Caracas “Cuadernos la Ciudad del Sol” este número tiene por título “Las Catedrales del Consumo” y para finalizar mi computadora con tres joyas digitales que me paso en un pend drive mi amigo Alirio García (diseñador gráfico al que en el poco tiempo que tengo conociendo esta cosa que no sé cómo nombrar por la moda nos conectó de inmediato) el primer video es un documental que se llama “Lagerfeld Confidencial” el siguiente “September Issue” y por último “Valentino Last Emperor” quien no los ha visto debe hacerlo inmediatamente pues presentan una visión actual de la moda a nivel mundial. Y tal como le dije a mi querido esposo “ a ver si me dan ganas de escribir algo” iniciamos este viaje a la vida fuera del cyber mundo.
En las noches luego de la playa y las grandes comilonas me dedique a indagar en todo este material que traje conmigo, el libro y la revista fueron devorados en la primera semana y los documentales los tres en una sola noche, luego de tanta información comenzaron a emanar de mi cabeza una serie de reflexiones sobre porque los Venezolanos compramos cualquier cosa de manera casi compulsiva.
Es evidente que los espacios públicos (parques, plazas, bibliotecas) han dejado de cumplir la función para lo cual originalmente fueron creados, el estado de abandono e inseguridad nos ha obligado a emigrar casi involuntariamente hacia los centros comerciales, los paseos familiares, momentos de esparcimiento se han volcado a los lugares menos adecuados. Los centros de compras han sabido aprovechar esta situación presentando clases de yoga, números musicales y cuanta cosa se pueda imaginar para atraer la atención de quienes a falta de sitios de recreación se sienten atraídos por la seguridad, el aire acondicionado y por supuesto los estacionamientos donde dejar su vehículo. La característica más resaltante es la ubicación de estas “Catedrales del Consumo” que en la mayoría de los países se encuentran a las afueras de las ciudades; en Venezuela sucede todo lo contrario, están en las avenidas, urbanizaciones y calles más transitadas tal como lo expresa Beatriz Sarlo “convirtiéndose en unos coágulos” que no permiten transitar de manera adecuada, creando un gran caos a su alrededor.
Se considera que el tiempo promedio que pasa una persona en un Centro Comercial es de 1 a 2 horas sobre pasando este periodo en muchas ocasiones sobre todo los fines de semana, creo que estar tanto tiempo viendo, ropa, calzado, cosméticos, entre otros; siempre van a influir en nuestro deseo de “comprar algo” que no necesitamos y que lo más seguro pase pronto al estado de “objetos no deseamos (pasados de moda)” , sin contar con el olor a papas fritas o a galletas recién horneadas que igualmente despiertan el apetito repitiendo para nosotros mismos “mañana no ceno así que me lo como”.
Una de las motivaciones de compras para los seres humanos es tener dinero; bueno, en este punto todos los venezolanos (como seres humanos) estamos totalmente determinados por este factor, basta que llegue la quincena para ver abarrotadas las tiendas, sin contar el conocido cobro de las utilidades , que te aprueben el cupo CADIVI o te llegue una tarjeta de crédito, crea en nosotros un deseo incontrolable de ir a satisfacer ese deseo, dios nos libre que hayan ofertas, 2x1 o algo semejante para sentirnos contentos de haber comprado “barato”.
Datanálisis, conocida empresa encuestadora de nuestro país realizó un estudio sobre el perfil del consumidor en Venezuela definiéndolo así: “el perfil del consumidor venezolano es joven, urbano y pobre; le gustan las marcas reconocidas y es comprador compulsivo; le gusta la moda y las cosas nuevas que salen al mercado. Cuando llega el fin de mes, ya no tiene dinero; pero cuando le provoca algo, tiene que comprarlo”
El ingreso del venezolano en los últimos años ha mermado de forma considerablemente sin embargo la compra de teléfonos celulares, tablets y cualquier artilugio tecnológico es considerado de vital importancia, según Conatel 11.600.000 venezolanos están conectados a internet, Jimenez (2.012) “somos el segundo país en Latinoamérica que tiene más usuarios en Twitter y el quinto en Facebook”, nuestra necesidad de estar comunicados es evidente al igual que estar al día con la tecnología.
Analizando lo anterior pude dividir de manera muy sencilla al consumidor venezolano:
El caza ofertas: Su lema es “Bueno, Bonito y Barato”, le gusta comprar solo en rebajas, es capaz de esperar por algo que desea hasta que baje de precio, aunque busca ahorrar al hacer sus compras normalmente se desvía adquiriendo productos que no necesita pero que sin embargo al ver la oferta cae en un ciclo que no se detiene.
El comprador a crédito: Compra todo lo que llegue a sus manos pero que se pueda pagar “por partes” considera que es más fácil ir abonando que desembolsillar grandes cantidades en un solo pago. Es usual el uso de las tarjetas de crédito, lo que tare como consecuencia una disminución de su capacidad de ahorro.
El Impulsivo: Necesita adquirir cualquier objeto, si está de moda mucho mejor, lo hace de manera incontrolable, le gusta vestirse bien, las marcas le brindan estatus y no le importa el precio de lo que adquiere, en muchas ocasiones deja de cumplir compromisos de primera necesidad con tal de comprar lo que desea.
El Comedido: Busca en primer lugar cumplir con los compromisos básicos y posteriormente evalúa las posibilidades de hacer la compra de un producto que no es de primera necesidad, puede esperar ahorrar para realizar dicha compra, en muchos casos se abstiene de ciertos gustos, con la finalidad de poder crear un capital que le permita mayor holgura económica.
Es necesario estudiar nuestro comportamiento ante el consumo, para de esta manera entender el mercado al cual como diseñadores nos afrontamos día a día. Después de evaluar las condiciones en que nos encontramos ante los Centros Comerciales los veo de una manera diferente, edificios vacíos y fríos sin ningún contacto con el exterior (en muchos casos edificios totalmente cerrados) extraño los días de salir con mi papá a pasear bicicleta en la Plaza Bolívar de Maracay en todo su esplendor días en que no quería comprar ropa ni tecnología solo un rico Bati Bati satisfacía totalmente mi corazón. La solución no es dejar de visitarlos, ni que el Ejecutivo Nacional con su dedo del terror pretenda hacer su voluntad y expropiarlos. El Gobierno debe ser el encargado de crear una sociedad de consumo madura y educada, capaz de evaluar sus opciones, que sea responsable consigo mismo y su salud, con el medio que lo rodea, la relación entre el precio y el producto pero al mismo tiempo creando organismos que funcionen de manera efectiva en hacer valer sus derechos donde pueden de manera efectiva hacer sus reclamos cuando se sienta, engañado o vea vulnerados sus derechos como consumidor y que estos centros de compras no se vuelvan una pesadilla para quienes transitamos por las calles, que estas edificaciones formen parte de la ciudad que busquen la integración por medio de la arquitectura, historia y características sociales de las comunidades.
Considero que los movimientos ciudadanos son la oportunidad de reencontrarnos con nosotros mismos por ejemplo: @picnicurbano busca que todos aquellos interesados puedan pasar un domingo compartiendo al aire libre en cualquier plaza o parque. Las bibliotecas comunitarias de @maracaypasalapg que por medio del intercambio de libros busca llevar lectura a la zonas más desfavorecidas, está en nosotros convertirnos en entes activos a los problemas que nos rodean en mejorar nuestras propias capacidades, más aún en estos tiempos tan difíciles que nos han tocado vivir, por medio del apoyo a la producción nacional, al desarrollo de productos” Made In Venezuela” para de esta manera crear oportunidades, crecimiento y desarrollo pero siempre pensando en nuestro entorno, en quienes nos rodean. ¿Utopía? No creo, quizás con dedicación constancia y trabajo en conjunto se vuelva una realidad.

Al regresar de este viaje, me sentí maravillada de todo lo que tenemos que a pesar de las situaciones difíciles siempre salimos airosos y con buen sentido del humor. Al conocer mi entorno, lo que compramos y porque compramos desarrolla la capacidad de producir algo que pueda ser sostenible durante mucho tiempo. ¡ Que sabroso es ser Venezolano!